En CONSTRUYE MUNDO estamos especialmente orgullosas de este proyecto de alquiler de mobiliario para celebrar eventos del grupo de mujeres de Salémata, y es por una sencilla razón: la idea ha nacido directamente de ellas. Ellas han sido quienes han detectado la necesidad y el posible negocio. Y las que lo han llevado a cabo y lo están gestionando gracias al apoyo de CONSTRUYE MUNDO y a la financiación de la Fundación Santander dentro del programa Santander Best África, con el apoyo de la Hermanas Franciscanas Misioneras de María, que ejercen de contraparte en la aldea de Salémata.
Uno de los principales objetivos de los proyectos de CONSTRUYE MUNDO es promover la autonomía de las mujeres de las zonas rurales. Es por eso que el éxito de este proyecto nos hace tan felices, porque ha nacido de su propia iniciativa.
Este grupo de 52 mujeres detectó que cada vez que había que celebrar un evento, los organizadores tenían que desplazarse hasta Kedougou para alquilar el mobiliario, una localidad que se encuentra a unos 80 km de Salémata, la aldea donde ellas residen. Esto ocasionaba un importante incremento en los costes y dificultaba la gestión, dado que las comunicaciones en esta zona de Senegal son complicadas pues las carreteras no se encuentran en buen estado.
Esta observación derivó en la idea de comprar ellas mismas el material para celebrar eventos de toda índole (familiares, deportivos, religiosos) y alquilarlo. Con los beneficios de este negocio, esperaban complementar los ingresos que obtienen de la venta del excedente de sus huertos familiares, y los de la transformación y venta de productos locales, actividad esta última es la que también han sido apoyadas por CONSTRUYE MUNDO.
Una vez tomada la decisión y recibida la aportación económica de parte de CONSTRUYE MUDO, se materializó la compra de ocho mesas, una carpa y cien sillas y comenzaron así esta nueva actividad generadora de ingresos que está contribuyendo a mejorar el liderazgo económico y social de este puñado de valientes mujeres, que tienen que enfrentarse día tras día a sobrevivir en unas condiciones tremendamente adversas.
Tras algunos retrasos inevitables debido a las dificultades de acceso a Salémata y también a que el trabajo en los huertos y el cuidado de la familia no les permite dedicar todo el tiempo que sería deseable, comenzaron por fin la actividad, llenas de ilusión, primero tímidamente y luego, poco a poco y gracias al boca a boca, cada vez con más éxito.
Por el momento, el alquiler de la carpa y de las sillas está resultando mucho más demandado que el de las mesas. Sus clientes son tanto asociaciones, como empresas y particulares. Ganas e ilusión no les falta a este grupo de mujeres que está gestionando este exitoso proyecto.
Como el negocio está empezando a dar sus frutos y generando ingresos, han decidido que de los beneficios obtenidos reservarán una cantidad para reponer el material que se vaya deteriorando. Otra cantidad están considerando emplearla en emprender otras iniciativas de negocio y otras, para cubrir las necesidades en los momentos de dificultad, cuando la estación de lluvias no les permite obtener ni lo imprescindible para cubrir las necesidades alimentarias de sus familias.
No cabe duda de que comprobar que son capaces de gestionar con éxito un negocio ha servido no solo para cohesionar al grupo, sino también para darles aliento de cara a futuras ideas.
Seguiremos con interés los próximos pasos que vayan dando.