Autora: Lourdes Crisol, voluntaria en Construye Mundo Madrid desde abril 2012.
Era la primera vez que viajaba a Senegal, la primera vez que viajaba a África…,digo yo que Dios te lleva y te trae por caminos en la vida que nunca hubieras pensado. De repente se juntan los astros 🙂 y caes en un lugar, conoces a gente diferente y vives experiencias únicas… Esta vez ha sido gracias a “Construye Mundo”. Llevo casi 2 años colaborando en esta ONG y en este viaje de seguimiento de los proyectos que se están desarrollando surgió la oportunidad.
Llevaba la maleta llena de muchas cosas: ilusión, entusiasmo, alegría, emoción, ganas, y también algunos miedos y dudas sobre qué me iba a encontrar allí… Desde el mismo instante de nuestra llegada al aeropuerto en Dakar, Senegal me cautivó y no pude parar de observar, oler, escuchar, sentir, degustar en esos 7 días del viaje. Millones de cosas diferentes pasaron a mi alrededor, con la cámara y el móvil en la mano, no paré de hacer fotos que apenas han podido reflejar una pequeña parte de lo que allí viví.
He VISTO y me han regalado muchísimas sonrisas, casi todas procedentes de niños, que se emocionan cuando les haces una foto y en la que todos quieren ser protagonistas.
Me he TRAÍDO EN LA MEMORIA un “mundo diferente”: baobabs que me hacían creer estar viviendo en el mundo del “Principito”, cabras, vacas y burros cruzándose por la carretera cual peatón, carros tirados por un caballo utilizados como medio de transporte, mucha vida, ajetreo, gentío, mucho colorido y olores en las lumas (mercados locales), autobuses y camiones hasta arriba de gente, de maletas, de bolsas, de animales, niños de las Daras (escuelas coránicas) pidiendo por las calles de la ciudad, puestos callejeros de todo tipo, vendedores ambulantes de mandarinas y jugosos mangos, casas abandonadas, edificios a medio construir…
He ESCUCHADO música senegalesa. He DEGUSTADO la comida típica de allí, del bar de barrio y de las generosas comunidades que nos acogían con tanto calor… ummm, delicieux!!! He ADMIRADO los preciosos colores de los vestidos de las mujeres senegalesas. He BAILADO al son del tambor en aldeas donde nos recibían con enorme alegría. Me he ENTERNECIDO CON LOS NIÑOS PEQUEÑOS, QUE TE MIRAN CON ESOS OJAZOS NEGROS DESDE LOS PAÑUELOS DONDE ESTÁN SUJETOS A SUS MADRES O EN BRAZOS DE SUS HERMANAS MAYORES.
(LOURDES CRISOL, SEGUNDA COMENZANDO POR LA DERECHA)
He VIVIDO otra cultura, otra forma de ver la vida, otras costumbres, otra religión y mucha humanidad. He vivido la palabra compartir, comiendo del mismo plato. Lo poco que tienen lo comparten. He VIVIDO también el concepto de comunidad, todos se ayudan, todos comparten, todos dialogan y entre todos deciden y donde poco a poco la mujer tiene mayor protagonismo, mayor voz y voto.
He VISTO precariedad, gente que vive con lo mínimo. He SENTIDO la ilusión por los proyectos que se llevan a cabo y he PERCIBIDO la gratitud y las enormes ganas de poner en marcha nuevas ideas, de progresar, pidiendo una pequeña ayuda para tener los medios mínimos que les permita emprender ese negocio de tintar telas, comprar una moto-pompa y poner en marcha una plantación de pimientos, tomates, maíz o de arroz, abrir un pequeño comercio de comestibles o formarse y poder ejercer el oficio de peluquera o costurera.
He ESCUCHADO muchas palabras de agradecimiento por la ayuda recibida. He VISTO gente comprometida, gente con ganas de trabajar, de salir adelante. Y he COMPROBADO el esfuerzo de muchas personas que trabajan y luchan porque eso ocurra a pesar de las dificultades o del impedimento de otros.
HE RECORDADO O VUELTO A APRENDER QUE SE PUEDE VIVIR CON MENOS.
Que tener un grifo del que sale agua potable, disponer de una ducha, de un baño, una nevera, alimentos variados, ropa para cambiarse a diario, el hospital al lado de casa, acceso a estudios… es un lujo.
He vuelto CON GANAS de contar a mis hijos, a los niños de aquí, que allí otros niños no muy diferentes a ellos viven con mucho menos, que hay que aprender a no malgastar, a utilizar los recursos que tenemos de manera sostenible, que es posible divertirse con menos juquetes, que la comida que tenemos cada día es un regalo, que nos sobran muchos caprichos y que hemos de valorar lo que tenemos y compartirlo. SOMOS MUY AFORTUNADOS.
Y he podido COMPROBAR que una pequeña ayuda aquí, multiplica su valor en Senegal (1+1 es MÁS que 2) que aportando POCO se PUEDE HACER MUCHO.
JËRËJËF (en wolof, GRACIAS 🙂