Comunidades tribales

Construye Mundo trabaja con comunidades rurales que viven en la región de San Luís, Thiés, y desde 2017 en La Casamance. Son comunidades tribales que pertenecen a las siguientes etnias: los wolof (2’8 millones, 45% de la población del país) ,fulani ó pulaar (1 millón, 33% de la población del país) y diola (en La Casamance).

Los pulaar, son el pueblo nómada más antiguo conocido, viven fundamentalmente de la ganadería, aunque hoy en día y debido a causas como la desertización o la globalización, se ven obligados a dedicarse a otras actividades como el pequeño comercio o el transporte. Su economía es nómada y pastoril y su riqueza depende del número de ganado que uno tenga. Crían bueyes, vacas, ovejas o cabras comercializando con los productos que fabrican como carne, mantequilla, yogur o queso. Referente a sus costumbres, son musulmanes y muy devotos. Los niños van a escuelas coránicas donde aprenden el árabe como lengua sagrada. Además, y debido a su origen ancestral y desconocido, todavía siguen realizando prácticas pre-islámicas o animistas como son los ritos de iniciación (circuncisión o ablación) o pruebas de resistencia y actitud entre hombres (se apalean mutuamente). Sus prioridades son el ganado (es su medio de subsistencia), la belleza (son muy coquetos y practican la escarificación y hennas) y la familia (son muy numerosas de al menos 6 ó 7 miembros por familia).

Los wolof viven igualmente en zonas extremadamente áridas y desérticas, por lo que sólo el 35% de su población tiene acceso al agua potable. En muchos de los pueblos donde Construye Mundo trabaja, los habitantes tienen que caminar varios kilómetros para poder conseguir e incluso comprar el agua que necesitan. Su estructura social y legado histórico, procedentes de cientos de años de esclavitud, son complicados. Se calcula que más de 20 millones de hombres, mujeres y niños fueron secuestrados de sus aldeas, trasladados y vendidos como esclavos. Socialmente se dividen en tres clases: los libres, los esclavos y los artesanos. Las personas de clases diferentes no se mezclan y dependiendo de si viven en zona rural o urbana, los matrimonios pueden ser concertados. Los hombres son polígamos y cada esposa tiene su propio hogar. Dentro de sus tradiciones, podemos resaltar la cultura de los mendigos ó las comidas en las calles de forma comunitaria. Los mendigos, llamados talibes en el caso de ser niños, constituyen un pilar fundamental dentro de la sociedad islámica wolof. Se dedican a estudiar el Corán, lo que permite que los musulmanes expíen sus culpas entregando limosna a estos niños talibes, comprando así un lugar en el cielo.

Estas etnias son fuertes, respetuosas y tolerantes, cálidas en el trato con otras culturas.

Scroll al inicio